La Comisión Europea ha dado a conocer la edición 2025 del Informe Anual de Asignación e Impacto de los Bonos Verdes Next Generation EU, que sitúa a la Unión Europea entre los principales emisores de deuda verde a escala global. Desde el lanzamiento de este instrumento, la UE ha colocado en los mercados 78.500 millones de euros en bonos verdes, una financiación que permitirá reducir en torno a 14 millones de toneladas de CO₂ anuales.
Este volumen de emisiones confirma el papel de los bonos verdes como una de las palancas clave de la estrategia europea de descarbonización. Los recursos captados se destinan a iniciativas vinculadas a la transición energética y ecológica, como proyectos de energías renovables, mejora de la eficiencia energética, movilidad sostenible y protección de la biodiversidad.
El informe subraya, además, que los Planes de Recuperación y Resiliencia (PRR) de los Estados miembros reservan al menos un 37% de su presupuesto a inversiones y reformas con impacto ambiental positivo. En conjunto, los proyectos climáticos incluidos en estos planes alcanzaban 262.800 millones de euros en agosto de 2025 y, una vez ejecutados en su totalidad, podrían recortar las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en 53,4 millones de toneladas de CO₂ al año, lo que equivale aproximadamente al 1,5% de las emisiones registradas en 2022.
Avance en la ejecución de los bonos verdes
El denominado NGEU Green Bond Pool agrupa todas las inversiones verdes elegibles dentro del programa Next Generation EU que pueden financiarse mediante bonos verdes. Este conjunto incluye medidas recogidas en los PRR nacionales que cumplen criterios ambientales estrictos, como el desarrollo del transporte limpio, la eficiencia energética o la producción de energía renovable.
El volumen total de gasto verde elegible asciende a 262.769 millones de euros, concentrándose principalmente en transporte limpio e infraestructuras (71.570 millones), eficiencia energética (67.864 millones) y energía limpia y redes (62.227 millones). La ejecución de estos fondos ha aumentado cerca de un 50% en comparación con el año anterior, con Francia, Italia y Grecia a la cabeza en el uso de esta financiación. En total, 26 Estados miembros ya han informado de desembolsos asociados a medidas verdes.
En paralelo, el grado de cumplimiento de los compromisos avanza con rapidez: de los 2.012 hitos y objetivos vinculados a estas inversiones, 490 se consideran ya alcanzados, frente a los 332 contabilizados el año previo.
Cumplimiento de la taxonomía y resultados climáticos
La adecuación de los proyectos a la taxonomía europea de finanzas sostenibles es uno de los elementos más relevantes para los inversores. Según el informe, el 63,6% del Fondo cumple de forma plena o sustancial los criterios de contribución ambiental y de “no causar un daño significativo”, mientras que un 34,2% presenta un encaje parcial y un 2,2% no está cubierto por la taxonomía. En el caso de los fondos ya desembolsados, la alineación plena o sustancial se sitúa en el 56,7%, reflejo de la complejidad técnica de ciertos proyectos en sus primeras fases de ejecución.
En cuanto al impacto climático, la Comisión ha actualizado la metodología de medición iniciada en 2023. El análisis se centra en 545 hitos cuantificables, que representan cerca del 49% del Fondo. Si todas estas medidas se aplican por completo, el ahorro potencial alcanza 53,4 millones de toneladas de CO₂ equivalente al año. El impacto ya materializado ha crecido de forma notable, pasando de 1,5 millones de toneladas en 2024 a 14 millones en 2025, lo que supone alrededor del 26% del potencial total estimado.
Las mayores reducciones de emisiones proceden de actuaciones como la rehabilitación energética de edificios, la ampliación de la red ferroviaria, el despliegue de vehículos de cero emisiones y puntos de recarga, así como de proyectos relacionados con redes eléctricas inteligentes y una gestión más eficiente del agua.