Imaginar un dron rondando la fachada de un edificio podría resultar inquietante, pero en un futuro próximo esta escena será habitual. Estos dispositivos pueden encargarse de evaluar desde el exterior la eficiencia energética de las construcciones, detectando fugas y puntos débiles sin necesidad de largas inspecciones interiores. El objetivo: reducir el consumo eléctrico y facilitar la renovación de viviendas envejecidas.
Un parque inmobiliario que necesita renovarse
Aunque las nuevas edificaciones incluyen ya materiales y técnicas orientadas al ahorro energético, gran parte de los edificios antiguos siguen perdiendo calor y climatización por múltiples puntos. En España, cerca del 85% del parque inmobiliario presenta deficiencias energéticas significativas. Para impulsar la rehabilitación y cumplir las metas de descarbonización fijadas por la Unión Europea para 2050, se han puesto en marcha medidas como las Normas Mínimas de Eficiencia Energética (MEPS).
Las inspecciones tradicionales, necesarias para planificar reformas, suelen requerir días de trabajo, equipos especializados y pruebas invasivas dentro del inmueble. Frente a ese procedimiento lento y costoso, la start-up Lamarr.AI —surgida de una investigación del MIT— propone una alternativa más rápida, precisa y completamente exterior.
Cómo se analiza hoy un edificio
Los métodos convencionales para evaluar el estado energético de un edificio incluyen varias pruebas:
- Cámaras térmicas para localizar infiltraciones de agua o pérdidas de calor.
- Ensayos de presión, que crean diferencias de aire entre el interior y el exterior para detectar fugas.
- Pruebas de humo, que permiten visualizar corrientes de aire en puertas y ventanas.
Aunque eficaces, estas técnicas requieren tiempo y personal especializado. Lamarr.AI asegura que todo este proceso puede comprimirse en minutos.
Una “resonancia magnética” arquitectónica
El sistema desarrollado por Lamarr.AI funciona mediante drones equipados con cámaras térmicas y ópticas. La inteligencia artificial analiza las imágenes recogidas, identifica irregularidades y calcula su impacto energético. La tecnología no solo detecta puntos fríos o calientes, sino que explica su origen y propone soluciones, desde falta de aislamiento hasta filtraciones de agua.
Toda la información queda reflejada en un modelo 3D del edificio, donde también se estiman los costes de reparación y el retorno de la inversión. “Las anomalías se mapean en un modelo tridimensional y se realizan análisis más profundos, como el coste de cada reforma”, explica Tarek Rakha, director ejecutivo y cofundador de la start-up.
Un proceso sencillo para el usuario
Contratar la inspección es tan simple como reservar una fecha en la web de la empresa. Ese día, un dron comercial —operado por socios de Lamarr.AI en distintos países— realiza el vuelo programado alrededor del inmueble. Después, todas las imágenes se suben a la plataforma, donde el sistema automatizado genera en cuestión de segundos un informe completo.
La tecnología ha demostrado ser capaz de procesar hasta 2.000 imágenes de un edificio de más de 54.000 metros cuadrados, tarea que a un equipo humano le llevaría semanas. Su solución ya se utiliza en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos, en edificios públicos, centros educativos y comunidades de propietarios.
Hacia una rehabilitación más rápida y precisa
Con esta propuesta, Lamarr.AI aspira a reducir drásticamente los costes y tiempos de las auditorías energéticas, acelerando la modernización de millones de edificios antiguos. Una herramienta que podría convertirse en clave para avanzar hacia ciudades más eficientes y preparadas para los retos climáticos de las próximas décadas.