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Schneider Electric advierte: Europa debe acelerar la electrificación para no perder competitividad global

El último informe de Schneider Electric, titulado “Seguridad energética y competitividad en Europa: impulsar la electrificación”, lanza una advertencia clara: Europa corre el riesgo de quedarse atrás en la transición energética si no acelera su proceso de electrificación. Según el documento, la Unión Europea podría ahorrar hasta 250.000 millones de euros anuales de aquí a 2040 si avanza con decisión hacia un modelo energético más limpio y electrificado.

Un potencial solar desaprovechado

Uno de los datos más reveladores del estudio es el enorme potencial solar de los tejados europeos, que asciende a más de 1.000 gigavatios, casi diez veces la capacidad fotovoltaica instalada actualmente en la Unión. El informe cita cálculos del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, que confirman que este potencial podría permitir superar los objetivos climáticos sin comprometer el entorno.

Europa paga la energía más cara

El análisis de Schneider Electric destaca que los hogares europeos pagan una de las energías más caras del mundo: 0,27 euros por kilovatio hora, frente a 0,15 euros en Estados Unidos y 0,08 euros en China. “El precio de las actividades cotidianas para los ciudadanos europeos es tres veces superior al de China”, recuerda el informe.

Además, Europa depende en gran medida de las importaciones energéticas: el 58% de su suministro procede del exterior, lo que supone unos 380.000 millones de euros anuales destinados a la compra de petróleo, gas y carbón.

El “trilema energético”: limpieza, seguridad y asequibilidad

Schneider resume el desafío europeo en lo que denomina el “trilema energético”: cómo garantizar una energía limpia, asequible y segura.

Actualmente, solo el 21% de la demanda energética europea se cubre con electricidad, mientras que el 79% restante depende de combustibles fósiles o, en menor medida, de uranio. Esta tasa apenas ha cambiado en la última década, lo que contrasta con la evolución de China, que ya ha alcanzado una electrificación del 26–28% y podría llegar al 35% en 2030.

“Mientras Europa debate, sus competidores actúan”, advierte el informe, señalando que la electrificación rápida de China ha sido clave para su competitividad industrial y su liderazgo en la fabricación de tecnologías limpias.

Descarbonización y dependencia

A pesar de los avances en reducción de emisiones —la UE ha recortado un 37% de sus gases de efecto invernadero respecto a 1990—, el bloque sigue dependiendo en un 75% de los combustibles fósiles: petróleo (40%), gas natural (20%) y carbón (15%).

La crisis energética derivada de la guerra de Rusia en Ucrania redujo ligeramente esa dependencia, pero la seguridad de suministro continúa amenazada por tensiones geopolíticas, ciberataques, disrupciones logísticas y la volatilidad del mercado energético.

Ritmos desiguales de electrificación

El informe subraya que la electrificación avanza a diferentes velocidades entre los países europeos, debido a diferencias en infraestructuras, políticas públicas y grado de adopción por parte de los consumidores.

  • Países nórdicos: lideran la electrificación en transporte y edificios.
  • Europa occidental y central: aumentan su inversión en electrificación industrial y autoconsumo.
  • Europa del sur: destaca en el sector residencial.

En España, la electrificación progresa de forma desigual: los edificios alcanzan un 45%, impulsados por la adopción de bombas de calor (19%), mientras que la movilidad eléctrica apenas llega al 2%. En el ámbito industrial, el grado de electrificación es del 31%, por encima de la media europea (21%), pero todavía con gran margen de mejora.

A nivel continental, los vehículos eléctricos solo representan el 4% del parque automovilístico, muy lejos del 20% fijado para 2030. Las bombas de calor se instalan en apenas el 16% de los edificios, cuando el objetivo para final de década es alcanzar el 45%.

Recomendaciones para una transición efectiva

El informe de Schneider Electric plantea varios ejes estratégicos para impulsar la electrificación en Europa:

  1. Reforma fiscal y energética: reducir la brecha de precios entre electricidad y gas, eliminar progresivamente las subvenciones a los combustibles fósiles e incentivar el uso de energía limpia.
  2. Financiación accesible: facilitar la inversión y ofrecer incentivos específicos para pymes, utilizando los fondos de innovación y los ingresos del comercio de emisiones para proyectos eléctricos.
  3. Desarrollo de mercados locales: impulsar la electrificación obligatoria en nuevos edificios e industrias, promover el autoconsumo, las bombas de calor y la movilidad eléctrica.
  4. Producción y empleo locales: fomentar la contratación pública sostenible, la estandarización tecnológica y el apoyo a la innovación y la fabricación europea para repartir los beneficios económicos y laborales de la transición.
Ahorro y autonomía energética

Según los cálculos de Schneider, la electrificación combinada con autoconsumo, almacenamiento y control digital puede generar ahorros del 15% al 80%, dependiendo del tipo de usuario. En el caso residencial y comercial, el ahorro supera habitualmente el 60%.

“La tecnología ya está lista”

“La electrificación es esencial no solo para cumplir los objetivos climáticos, sino también para reforzar la independencia energética y la competitividad industrial de Europa”, afirmó Laurent Bataille, vicepresidente ejecutivo para Europa de Schneider Electric.

“La tecnología ya está disponible. Ahora las políticas deben incentivar y las empresas liderar su implementación”.

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