Zaragoza ha dado un paso al frente en materia de sostenibilidad, convirtiéndose en la primera gran ciudad de España en obtener ingresos a partir de la eficiencia energética. El Ayuntamiento ingresará, como mínimo, 112.493 euros tras subastar el ahorro logrado en cinco instalaciones municipales, según lo aprobado por el Gobierno local.
Energía ahorrada que se convierte en recursos para nuevas inversiones
Gracias a las mejoras de eficiencia aplicadas en edificios como el Teatro Principal, la Casa de los Morlanes, la Biblioteca Manuel Alvar, la Casa de las Culturas y el centro de convivencia de San José, se ha logrado un ahorro anual de 978 megavatios hora (MWh). Esta energía no consumida se transformará en Certificados de Ahorro Energético (CAE), un mecanismo regulado por el Real Decreto 36/2023, que permite comercializar estos ahorros en el mercado energético.
Estos certificados se subastarán a empresas energéticas y operadores obligados a contribuir al Fondo Nacional de Eficiencia Energética. Los ingresos obtenidos se reinvertirán en nuevos proyectos de sostenibilidad y rehabilitación energética.
Un modelo pionero que marca tendencia
La iniciativa, presentada por la consejera de Hacienda, Blanca Solans, y el consejero de Urbanismo, Víctor Serrano, refuerza el compromiso de Zaragoza con la transición energética y la neutralidad climática. Además, consolida su papel protagonista dentro de la Misión Europea de Ciudades Inteligentes y Climáticamente Neutras.
Expansión del modelo a la vivienda pública
El Ayuntamiento no se detiene aquí: Zaragoza Vivienda ampliará este modelo a edificios públicos destinados al alquiler social. Entre los proyectos previstos destacan la intervención en el edificio Alejandro Casona dentro del programa Neutralpath y la rehabilitación energética de más de 280 viviendas situadas en la calle Emmeline de Pankhurst, financiadas con ayudas del fondo Next Generation.
Un sistema que convierte la sostenibilidad en rentabilidad
Los Certificados de Ahorro Energético permiten certificar de forma oficial los ahorros obtenidos, dando la posibilidad a los ayuntamientos de convertir sus esfuerzos en eficiencia en ingresos económicos. Con esta estrategia, Zaragoza no solo mejora su balance medioambiental, sino que también crea un nuevo canal de financiación para seguir avanzando en la transformación energética de la ciudad.