La conservación del parque edificatorio es uno de los grandes retos del presente y del futuro para nuestras ciudades. En España, más del 55% de los edificios residenciales se construyeron antes de 1980, es decir, antes de que existiera una normativa que exigiera ciertos niveles de aislamiento térmico o eficiencia energética. En este contexto, la Inspección Técnica de Edificios (ITE) se ha convertido en una herramienta clave para diagnosticar el estado de los inmuebles y garantizar la seguridad de quienes los habitan.
¿Qué es la ITE?
La Inspección Técnica de Edificios, o ITE, es un mecanismo de control que obliga a los propietarios a someter periódicamente sus edificios a una revisión técnica. Se trata de una inspección visual cuyo objetivo es verificar el estado de conservación del edificio, evaluar posibles patologías o deficiencias, y proponer intervenciones necesarias para corregirlas.
Podemos decir que es una especie de “ITV para edificios”, ya que busca asegurar que los inmuebles se encuentran en condiciones óptimas de seguridad, salubridad y funcionalidad.
¿Quién está obligado a pasar la ITE?
La obligación de pasar la ITE recae sobre los propietarios de los edificios, ya sean personas físicas, comunidades de propietarios, empresas o entidades públicas. La normativa específica depende de cada municipio o comunidad autónoma, pero en líneas generales:
- Se aplica a edificios residenciales (aunque también a algunos de uso terciario, en ciertas ciudades).
- La primera inspección suele exigirse a los 30, 40 o 50 años desde la construcción, dependiendo del lugar.
- A partir de ahí, la ITE debe renovarse cada 10 años, aunque algunos municipios pueden establecer otros plazos.
Por ejemplo, en Madrid, la Ordenanza de Conservación, Rehabilitación y Estado Ruinoso de las Edificaciones exige la ITE a los 30 años. En Barcelona, se exige a los 45. En Valencia, a los 50.
¿Qué revisa la ITE?
La inspección se centra en los elementos comunes del edificio y no entra en viviendas particulares, salvo que se detecte algún problema estructural que lo exija. Los aspectos principales que se revisan son:
- Estado estructural: cimentación, pilares, vigas, forjados.
- Fachadas y medianeras: desprendimientos, grietas, fisuras, humedades.
- Cubiertas y tejados: impermeabilización, aislamiento, filtraciones.
- Instalaciones comunes: fontanería, saneamiento, electricidad, ascensores.
- Condiciones de accesibilidad universal, en caso de que aplique.
- En algunos casos, también se incluye la evaluación energética o se combina con el Informe de Evaluación del Edificio (IEE).
El técnico debe recoger en un informe detallado todas las deficiencias encontradas y clasificarlas según su gravedad.
¿Qué resultado puede tener una ITE?
Los resultados se suelen clasificar en cuatro niveles:
- Favorable: El edificio no presenta deficiencias relevantes.
- Desfavorable leve: Se detectan deficiencias menores, que deben corregirse, pero no afectan a la seguridad inmediata.
- Desfavorable grave: Las deficiencias afectan a la seguridad, estabilidad o salubridad. Requieren intervención urgente.
- Muy grave / riesgo inminente: El edificio puede estar en situación de ruina técnica o requerir medidas cautelares inmediatas.
El informe debe ser registrado en el ayuntamiento correspondiente, y en caso de resultado desfavorable, los propietarios deben realizar las obras necesarias en el plazo estipulado.
¿Qué ocurre si no se pasa la ITE?
El incumplimiento de esta obligación puede acarrear consecuencias importantes:
- Sanciones económicas por parte del ayuntamiento.
- Imposibilidad de vender o alquilar la vivienda sin el certificado favorable.
- Riesgos legales en caso de que ocurra un accidente derivado de un fallo estructural no reparado.
- Posible exclusión de subvenciones y ayudas públicas para rehabilitación.
Además, las comunidades que no han pasado la ITE pierden una gran oportunidad de planificar inversiones y anticiparse a futuras averías costosas.
La ITE como oportunidad para rehabilitar
Aunque en ocasiones se percibe como una obligación burocrática, desde ANERR defendemos que la ITE es en realidad una herramienta estratégica para la mejora continua del parque edificado. No solo permite detectar problemas estructurales, sino también:
- Planificar actuaciones de eficiencia energética: sustitución de ventanas, aislamiento de fachadas, instalación de energías renovables.
- Mejorar la accesibilidad: instalación de ascensores, rampas, salvaescaleras.
- Acceder a ayudas públicas: la ITE favorable o el IEE son documentos necesarios para solicitar muchas subvenciones estatales o autonómicas.
En un contexto donde la rehabilitación energética es clave para la lucha contra el cambio climático y la reducción de la pobreza energética, la ITE se convierte en una palanca para modernizar nuestras viviendas y hacerlas más sostenibles y habitables.
¿Qué papel juega ANERR en este proceso?
En ANERR trabajamos para profesionalizar y dar confianza al proceso de rehabilitación, facilitando el contacto entre propietarios, técnicos y empresas especializadas. Las intervenciones derivadas de una ITE desfavorable no deben tomarse a la ligera. Por ello, es fundamental contar con empresas acreditadas, con experiencia y compromiso con la calidad, la seguridad y la sostenibilidad.
Como asociación nacional, fomentamos:
- La formación técnica continua de empresas del sector.
- La transparencia y profesionalidad en la ejecución de obras de rehabilitación.
- La divulgación sobre las ventajas económicas, sociales y ambientales de mantener en buen estado nuestro parque edificatorio.
¿Necesitas pasar la ITE en tu edificio? ¿Han detectado deficiencias y no sabes por dónde empezar?
Desde ANERR te animamos a actuar con previsión y rodearte de profesionales. La rehabilitación no es solo una necesidad legal, es una inversión en calidad de vida, ahorro energético y seguridad para ti y tus vecinos.
Puedes contactar con nosotros para asesoramiento o consultar nuestro directorio de empresas asociadas, con plena garantía de cumplimiento normativo y buena práctica constructiva.