Este mes de mayo, fecha límite para la instalación obligatoria

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Reducción de emisiones y digitalización:  las (otras) ventajas de los repartidores de costes

Bajo un mantra continuo basado en el principio de ‘primero, la eficiencia energética’, Europa quiere priorizar todas aquellas medidas encaminadas a conseguir que los distintos sectores disminuyan su demanda de energía y, por tanto, su consumo.

Bruselas nos invita continuamente a pensar en eficiencia energética y todas sus directrices y propuestas de trabajo van encaminadas a conseguir la descarbonización de la economía comunitaria.

Esta ‘obsesión’ por la eficiencia y el ahorro está ampliamente justificada por la complicada coyuntura económica actual, con un alza imparable de los combustibles, que se ha visto agravada por la situación geopolítica de Europa que ha propiciado la guerra en Ucrania. Y es esta misma preocupación la que ha motivado a la UE a tomar cartas en el asunto y movilizar fondos en toda Europa tendentes a lograr los compromisos adquiridos por los países miembros.

La edificación, uno de los sectores con mayor responsabilidad en el alto consumo energético europeo, está claramente identificada como uno de los campos con mayor recorrido para reducir el consumo y conseguir importantes ahorros.

Nuestro país, con una pobre tradición en rehabilitación de edificios, cuenta en la actualidad con un parque inmobiliario de entre cinco y seis millones de edificios con más de 50 años de antigüedad y completamente ineficientes.

Fuerte apuesta por la eficiencia energética

Para su transformación, Europa prevé inyectar casi 6.000 millones de euros en subvenciones, que pueden cubrir hasta un 80% del coste total de la reforma, dependiendo del ahorro energético alcanzado.

Es un hecho que este paquete de ayudas, destinado a la rehabilitación energética de edificios, facilitará la mejora de nuestras viviendas.

Sin embargo, durante el proceso de renovación será también fundamental que apostemos por la mejora del rendimiento de los elementos existentes. Un claro ejemplo, que muestra el rango de mejora posible, son los repartidores de costes que facilitan la individualización de consumos de energía de la calefacción central.

Si el foco está puesto en un mejor comportamiento del edificio (y así lo reconocen y premian las subvenciones disponibles), la combinación entre distintas actuaciones y medidas es la opción más inteligente.

Por ejemplo, la rehabilitación de una fachada con SATE, junto con la individualización de los consumos y la instalación de sistemas de aerotermia, nos va a permitir pasar de una calificación “E” a una “A”, mejorando hasta en un 80% la eficiencia energética del inmueble.